jueves, 31 de marzo de 2016

EMIGRAR

Una de las cosas más tristes en la vida es dejar tu país, tus amigos, tus novios… perdón: tu novio, esa fase para empezar de cero y comenzar de nuevo es tan aterradora para algunos y tan excitante para otros. Particularmente para mí fue mitad de ambas partes, ansiaba cambiar de país y un día antes de irme no quería que fuera mañana, no quería despedirme ni mucho menos dejar a las personas que amo.

El día que me fui tuve que sonreír forzosamente para asegurarles un pronto regreso, ese pronto regreso que no pasa desde hace tiempo y que sigo manteniendo en pie la sonrisa esperanzada de que pronto nos vemos, ese pronto nos vemos por el que mi familia espera y que se debilita al pasar los días, oscureciéndoles la mente, pensando si nos volveremos a ver.

No fue fácil dejar todo con lo que viví, con lo que crecí y de aquello donde aprendí a madurar por tropiezos, nunca es fácil recordar sin que se opaquen los ojos, sin que desees abrazar una vez más a tus seres queridos, sin que extrañes las risas alocadas en familia y amigos. Es muy difícil comenzar una vida cuando ya tienes una que dejaste a kilómetros.

A veces cambiar de país no parece lo mejor, pero pensar en el mejor futuro para ti y para tus hijos creo que eso lo hace lo mejor,  pensar en que las cosas que amas no te darán quizás el pan de cada día porque un día hay y otro quien sabe, no fue fácil dejar mi país, pero no me arrepiento, las oportunidades ahora estas a flor de piel y no tengo que ocultar el teléfono para que no me lo roben, no tengo que hacer recetas con ingredientes faltantes porque todos los tengo, no tengo que decir que pertenezco a un gobierno para conseguir un trabajo, ni mucho menos tengo que reunir 10 años para tener un carro, cuando un país no funciona por más que duela dejar a quienes no se quieren o pueden ir contigo, lo mejor es emprender el viaje por ti y por tus hijos que no merecen una vida con factura ajena si no una vida donde ellos puedan ser ellos, sin complejos ni ataduras que adoctrinen sus creencias y pensamientos.


No hay nada peor que cohibir los pensamientos libres de alguien que aún no descubre sus talentos, es una forma de asesinar un rival, porque alguien que no posee pensamientos propios no es amenaza alguna.

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